El póker puede ser un juego excitante y muy divertido. Al tener como rivales a otros jugadores y no al Casino en sí, nuestras posibilidades de obtener beneficios a la larga son mucho mayores, si sabemos administrarnos y poco a poco mejorar nuestro juego y fortalecer aquellas áreas donde encontremos debilidades.

Sin embargo, recuerde mantener bajo control su ego. El dato más importante es este: la gran mayoría de jugadores de póker acaban perdiendo dinero. Para ganar en este juego, otra persona forzosamente ha de perder. Además, la casa siempre se queda con su parte. Suponiendo que todos en la mesa de juego tuvieran exactamente la misma habilidad de juego, las probabilidades de perder a la larga, debido al porcentaje que se queda la casa, serían casi seguras. Así que, como es obvio, para ganar, debemos convertirnos en un jugador más habilidoso y experimentado que nuestros rivales, al menos lo suficiente para neutralizar el porcentaje que se queda la casa.

Además, debemos evitar caer en el error de pensar que podemos convertirnos en un ganador con garantías de la noche a la mañana. El póker es un juego duro, mucha gente lleva años jugándolo y aún no han conseguido convertirse en jugadores que ganan con consistencia una y otra vez. No basta con leer unos pocos artículos para convertirse en un jugador de póker dominante de la noche a la mañana. Para conseguirlo se necesita habilidad, práctica y ante todo paciencia.

Además, hay que tener claro que aunque seamos relativamente buenos a un tipo de póker en concreto, esto no nos asegura que lo seremos en otras modalidades de juego. Por ejemplo, la gente que suele hacerlo bien jugando al póker en su casa, con amigos o compañeros de trabajo, en ambientes más distendidos y relajados, podría hacerlo muy mal en una sesión de póker online o en un casino, donde los jugadores se lo toman más en serio y posiblemente tengan mucha más experiencia. Otro ejemplo común es el de los jugadores que son buenos jugando en una mesa pero muy malos cuando participan en torneos organizados. Mantenga un control de sus actividades de póker, analice en cual modalidad de juego se suele desenvolver mejor. Si ha demostrado no ser buen jugador en un tipo concreto tras un período de tiempo considerable, deberá aceptar que posiblemente su habilidad en esa modalidad no vaya a ser suficiente para obtener beneficios consistentes, y probar otras formas de juego.

Lo más importante es tener una mente fría, flexible y reflexiva, no dejarse llevar ni por las pérdidas, ni por las ganancias, ya que se puede perder en una noche lo que se ha ganado lentamente a lo largo de un mes.

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